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Como todo empezo 

Introduccion 

¿Como surgió la idea de publicar un libro sobre Hashomer Hatzair en Cuba? Antes que nada, a partir de las preguntas de nuestros hijos sobre nuestra adolescencia y juventud. ¿Como explicarles las vivencias en el ken de Hashomer Hatzair? Muchos de nosotros ingresamos al movimiento durante la Segunda Guerra Mundial, y hacia el final de la misma nos vimos sacudidos por las noticias que llegaban de Europa y por el conocimiento de lo que había tenido lugar en los campos de concentración y exterminio: el terrible Holocausto del pueblo judío. ¿Como transmitir a nuestros hijos la decisión de que a nosotros no nos sucedería lo mismo y la convicción de que nuestra patria era Israel, en donde podríamos formar familias fuertes y libres y concretar los ideales para los cuales habíamos sido educados: el sionismo y el kibutz? Con esta idea fija en la mente, Guedalia Lotan se dirigió a la Dra. Margalit Bejarano del Instituto de Judaísmo Contemporáneo en la Universidad Hebrea de Jerusalén, que se mostró muy interesada por el proyecto. Por ella supimos que en ocasiones anteriores se había reunido con David Rot q.e.p.d., Jaim Jayet, Isaac Zilber y Pedro Goldfarb (un argentino del kibutz Nir Ytzjak) con el propósito de promover la iniciativa y sentar por escrito una narración que evocara una de las etapas más bellas y felices de nuestras vidas, y la realización por parte de algunos de nosotros de la idea para la cual habíamos sido educados: Israel y el kibutz. Esa idea no se concretó por diversas razones, y más adelante formamos un comité con Benzy Cherches q.e.p.d. y Shoshana e Isaac Zilber, al que posteriormente se sumaron Isaac Chervony, Jaim Jayet e Isaac Percal. Sin el entusiasmo y la dedicación incansable de todos ellos, la realización de nuestro deseo no habría resultado posible. No es este un libro de planteos ideológicos sino la narración histórica de los acontecimientos y vivencias en un movimiento que impartió el ideal de construir un país independiente y justo, en el que el pueblo judío pudiera arraigar nuevamente. Hashomer Hatzair nos transmitió el amor a Israel con la convicción de los ideales que perduran. Muchos concretaron la aliá y se integraron al país; otros, por diversos motivos, no pudieron hacerlo. Sin embargo, los recuerdos compartidos permanecen en nuestras memorias y la profunda amistad nacida en aquellos años continúa. Las semillas sembradas entonces germinaron en nosotros y nos hicieron mejores judíos y mejores personas. De nuestras filas han salido personalidades destacadas: profesionales, educadores, funcionarios y dirigentes en marcos sionistas y kibutzianos, creadores de iniciativas empresariales... Orgullosos de nuestro pasado y de nuestros recuerdos, deseamos que este libro, con sus anécdotas, narraciones y fotos, sea un testimonio de lo que fuimos, de los valores que nos forjaron y del compañerismo que nos unió. La concreción del proyecto fue una tarea ardua, desde las innumerables horas de investigaciones en archivos y bibliotecas hasta la recaudación de los fondos necesarios; a pesar de la incertidumbre inicial, la respuesta de nuestros compañeros fue positiva en todo sentido. El entusiasmo y el apoyo demostrados nos impulsaron a proseguir con ahínco renovado y después de más de tres años de trabajo nos complace presentar este libro.

La historia de Hashomer Hatzair en Cuba abarca menos de treinta años y se ubica entre la revolución de 1933 contra  la dictadura de
Gerardo Machado y la revolución de 1959 contra la dictadura de Fulgencio Batista. En ese lapso también tuvieron lugar los dos
acontecimientos más importantes en la historia del pueblo judío en el siglo XX: la Shoá y la creación del Estado de Israel. La historia de
Hashomer Hatzair refleja la reacción de los judíos en Cuba ante la realidad circundante. En esta introducción histórica haremos una
breve referencia a los factores que plasmaron el destino de los judíos en Cuba en aquella época y que ejercieron una gran influencia sobre
la historia de dicho movimiento juvenil.
Los fundadores de Hashomer Hatzair eran inmigrantes de Polonia y Lituania, que habían padecido los horrores de la Primera Guerra
Mundial y que albergaban grandes esperanzas de emigrar a los Estados Unidos. El cierre de la inmigración a este país por la política de
cuotas llevó a Cuba a miles de judíos que confiaban en aprovecharla como trampolín o estación de paso a Di Goldene Medine (el país
dorado). Los primeros años en la historia de los judíos de Europa del Este en la isla fueron tiempos de gran recambio entre los inmigrantes
que llegaban y los que partían, y este hecho dificultó la consolidación de las instituciones judías. Los judíos que habían pertenecido al
Movimiento Sionista en sus países de origen crearon en 1924 la Tzionistishe Fareinikung (Unión Sionista de Cuba), una organización
que albergaba en su seno a todos los partidos sionistas. El número reducido de sionistas y la constante emigración a los Estados Unidos
llevaron a la decisión de unificar a todos los sionistas bajo un mismo techo. Desde su creación, Hashomer Hatzair funcionó en el marco
de la Unión Sionista.
Los inmigrantes de Europa del Este no eran los únicos judíos que habían llegado a Cuba; les habían precedido judíos norteamericanos
que llegaron a la isla con el ejército norteamericano en tiempos de la ocupación militar (1898-1902) y hombres de negocios que llegaron
de los Estados Unidos después de la independencia cubana (1902). La mayoría pertenecía a una clase socioeconómica más alta que la de
los judíos provenientes de Europa. Estos inmigrantes crearon la primera comunidad judía, la United Hebrew Congregation, pero en su
Los judíos sefardíes inmigraron a Cuba antes de la Primera Guerra Mundial y durante la década de 1920. La mayoría provenía de
Turquía y hablaba ladino, una gran parte se dispersó por las ciudades del interior y en los comienzos casi todos se dedicaron a la venta
ambulante. Los sefardíes se contaron entre los fundadores de la Unión Sionista, que durante algunos años funcionó en la sede de la
comunidad sefardí Chevet Ahim. En ese mismo edificio funcionaba también la escuela Teodoro Herzl, una institución conjunta de la
comunidad sefardí y la Unión Sionista. Los asquenazíes no se sentían cómodos en ese marco compartido y en 1932 pasaron a una sede
propia en la calle Luz 32. La separación étnica se puso también de manifiesto en la organización sionista de los jóvenes: quienes
hablaban ídish crearon Hejalutz y posteriormente Hashomer Hatzair, mientras que los sefardíes crearon Macabi.mayoría no estaban involucrados en la actividad sionista y no tenían ningún movimiento juvenil.

PikiWiki_Israel_364_Hashomer_Hatzair_-_H

El libro en español 

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